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¿Cuál es la causa de una adicción?

¿Por qué ocurren las malas adicciones? Las causas de los problemas adictivos son múltiples y complejas.

Al igual que en todo problema de salud mental, en cada persona adicta, confluyen mecanismos biológicos, psicológicos y sociales. Puede haber una tendencia hereditaria a las adicciones, como también a otros factores favorecedores de consumo, tales como la depresión o la angustia. Puede existir un malestar psicológico, que tiene que ver con la historia de cada persona: cómo el sujeto vive y se enfrenta a su pasado, su presente y su futuro. Pero también influye el contexto social, tanto el contexto social cercano (la familia, los pares), como el más distante (la cultura en la cual se vive).

En términos más específicos, en adicciones existen dos versiones contrapuestas que explican el origen de las adicciones. Aunque es claro que se oponen, no son enteramente excluyentes.

El problema es la droga

La atribución causal más común considera que el origen de la adicción está en el consumo de las sustancias. Esta versión parte del reconocimiento de que, en un inicio, la persona consume experimentalmente alcohol, tabaco o drogas. La repetición de esta conducta, genera una “huella” o “marca” en el organismo –en particular en ciertos centros cerebrales que regulan las conductas de búsqueda-.

Conforme avanza este proceso, la profundización de esa huella hace que cada vez se vaya generando un mayor deseo o apetencia por la sustancia, conduciendo a crecientes grados de descontrol. De este modo, lo que comenzó como un consumo experimental, enteramente voluntario –favorecido por la disponibilidad de la sustancia o su aceptabilidad social en el entorno inmediato- termina convirtiéndose en una conducta muy difícil de manejar. A tal punto, que la persona siente que se le ha “ido de las manos”, incluso más allá de su voluntad.

En definitiva, de acuerdo a esta visión, para decirlo en términos caricaturescos, el flagelo de la droga ha golpeado al sujeto. Y ha terminado por estropearle su vida. El problema es la droga, no la persona.

El problema es la persona

La otra hipótesis representa una visión opuesta: el problema no es tanto la droga en sí misma, sino que la causa de la adicción está en la persona que incurre en una conducta adictiva. No se habla de droga adictiva, sino de sujeto adicto.

En esta vereda, su fundamento se inicia constatando algo muy revelador. Se observa que en el caso de las adicciones conductuales –por definición- no existe un agente adictivo que “enferme” al individuo, no hay químicos que alteren o dejen una huella en los centro cerebrales del apetito o la motivación. No obstante, existe igualmente una adicción. ¿Cómo explicar el problema entonces? Esta visión sostiene que las conductas adictivas constituyen una defensa, es decir un mecanismo psicológico por el cual la persona evita un malestar interno, refugiándose en un terreno aparentemente más seguro. En otras palabras, la persona se disocia o desconecta de sus traumas, duelos y dolores de la vida, para imbuirse en su adicción. El sujeto huye de sí mismo, situándose en la incesante repetición de su conducta adictiva. Esto, por cierto, tiene harto de alienación.

Dr. Gonzalo Acuña

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