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¿Por qué puede ser tan difícil para algunos reinventarse tras una adicción?

Los tratamientos de adicciones, si bien traen esperanza a quienes los comienzan y sus familias, suelen implicar lidiar con sentimientos complejos; cuesta abandonar los modos antiguos de resolver los problemas y enfrentar la vida cotidiana. Me quiero referir particularmente a lo que puede describirse como ¿por dónde y cómo empiezo?.

¿Por dónde y cómo empiezo?

Muchas veces, cuando las personas inician un tratamiento de adicciones o en el comienzo de un grupo de pacientes, se vive una sensación bastante dura, angustiante, aplastante; a veces bien terrible, que puede describirse como “no sé por dónde empezar”, “no hay por donde hacerlo”…De un vacío terrible y paralizador.

Algunas personas refieren como sentirse congeladas en un pantano, desoladas, en un desierto, arrasadas, quemadas, “casi como dentro de un ataúd”, destacaba Vanessa. ”Mi vida quedó estrangulada en el alcohol”, señalaba Angélica… Sintiéndose así es muy difícil ver salida y se pierde la esperanza en el proceso.

Se torna arduo lograr alguna conección con metáforas más invitantes u optimistas frente a lograr un nuevo estilo de vida, o la posibilidad de construir algo diferente, novedoso. Eso es casi imposible de sentir, pensar o creer para algunas personas. Se trata más bien de la vivencia de un vacío abrumador. Y avasallador.

Pensar en los pantanos como tierras que podrían llegar a ser fértiles parece una intelectualización, pensar en que podrán construir algo, suele vivirse como una obligación impuesta por la decisión propia o la imposición familiar de la rehabilitación. Más bien surge la posibilidad de conectarse con el sinsentido. Paulatinamente resurgirán los sentidos.

La re – habilitación

A veces tras la adicción se encuentran una depresión y sentimientos de muerte. Sin embargo, muchas veces, la rehabilitación consiste más bien en una nueva habilitación, una re-habilitación para la vida. Algunas personas, sobretodo quienes parten con el consumo muy temprano, nunca aprendieron y otras olvidaron lo que sabían hacer, lo que pensaban, cómo se relacionaban, qué les gustaba, que hacían y que tenían vínculos con otras personas que eran o podían ser enriquecedores.

El circuito adictivo se mantiene por sí mismo; se consume, se siente placer y se vuelve a lo mismo, y se sienten grandes “placeres”, difíciles de sentir en las experiencias cotidianas o sin consumo de sustancias o sin realizar conductas adictivas. Y se niegan las consecuencias devastadoras que el consumo o las conductas van dejando. Y se repite el circuito. Las personas llegan a tratamiento por los costos de este sistema.

Durante el desarrollo de la adicción, olvidan otras formas de hacer las cosas que no sean desde la adicción. Esas cosas se pueden ir aprendiendo o recordando en el nuevo camino. De hecho después de los comienzos muchas personas vuelven a sentir placeres ligados a vínculos enriquecedores, a lo que van haciendo, al deporte, a lo que les gustaba, a nuevos sentidos de vida y al re despertar de los sentidos: nuevos aromas, nuevos sabores… y va cobrando sentido la reinvención o la nueva invención, como que, al decir de Marcelo, “si se sobrevive el principio, es más animante después” … Las nuevas conductas, hábitos y estilos de vida se van automatizando y haciendo más fáciles. Va siendo posible afirmarse y sostenerse de modos más sanos.

Se ingresa a tratamiento con alguna esperanza de reconstruir la vida, pero esto implica, sobretodo al comienzo, restricciones y a veces pérdidas, como la abstinencia, que también, a pesar de la esperanza abruman. Y a la esperanza se le suma la vergüenza por haber caído en la adicción, la culpa por algunas conductas realizadas…”más te atrapa el pantano”…

El trabajo terapéutico

El trabajo terapéutico individual, familiar y grupal ayuda a mantener la esperanza, a sentirse en equipo, a comprobar que no sé es el único, a continuar, hasta que van surgiendo las nuevas construcciones. mientras se va, además, estableciendo por primera vez o restableciendo la conexión y la comunicación con la persona misma, que abre paso a volver a ser una persona con deseos, con anhelos.

¿Cómo continúo?

Ahí a veces surge otro problema para la reinvención. La adicción siempre es fantasiosa, mágica, promete, pero no cumple, promete, pero finalmente devasta. Y muchas veces, si bien se logra abstinencia de las sustancias, es necesario establecer formas más realistas de enfrentar lo que se quiere, de solucionar los problemas.

Las recaídas secas

Muchas veces los pacientes caen en “recaídas secas”, es decir el mismo modo de hacer las cosas, pero sin sustancias. Así, por ejemplo, a Pedro le ha costado mucho regular sus espectativas y generar nuevas formas. A veces cuando se siente solo, en vez de animarse a llamar a un amigo, familiares, “armar un cuento”. Vuelve a pensar en su ex, sueña como podrían haber sido las cosas. Y ahí se queda y vuelve a su forma de funcionamiento habitual, de ensoñación – que antes acompañaba de marihuana. Cuando Amparo tiene que generar un nuevo trabajo, sueña con algo tan ideal y fantasioso que le impide generar un proyecto “en tierra”. Aunque esta etapa del tratamiento es más alentadora, porque van apareciendo logros, “ahorros” que dan ganas de cuidar y mantener. Van creciendo las primeros brotes de las semillas plantadas; ya no es puro desierto, y es animante cuidar lo que va resultando.

Las nuevas regulaciones se van logrando de a poco y se van sosteniendo en las nuevas ganancias …”De a poquito, como las serpientes, se va cambiando la piel y va apareciendo una nueva piel. Pero ojo, no es “a lo superman”, es todo un proceso” concluye Maritza…

Un “nuevo brote” alentador para ellos es volver a sentirse dueños de sí mismo. Es impresionante el renacer físico y cognitivo que observamos día a día en nuestros paciente.

También en esta etapa algunos pacientes se sienten más “firmes” para ir elaborando, muchas veces, elementos traumáticos de sus vidas.

El contacto con los afectos

A la base de las adicciones, en la mayoría de las personas, se encuentran traumas no elaborados que se intentaban anestesiar con el consumo, o con conductas adictivas, que lamentablemente solo fueron empeorando la situación. Para muchos de ellos es difícil el contacto con el mundo de los afectos, tienden también muchas veces a “ahuyentar” a quienes quieren ayudarlos. Muchos autores concuerdan en cómo los pacientes “no dejan entrar” a quienes intentan acercarse, haciéndolos sentir impotentes, desganados, desesperanzados, frustrados, incluso paralizados. Sensación compartida por terapéutas, amigos, familiares y muchos que intentan ayudarlos. Antes de ese momento en que ellos van comenzando a contactarse. La definición etimológica de adicto  (a-dicto) es el que no dice. De a poquito nuestros pacientes van diciendo. Y conectando, ligando, comprendiendo sus emociones, pensamientos y acciones

Técnicas que ayudan

En este sentido a nivel terapéutico y para ayudar en este proceso de reinvención, de renacer, es clara la importancia del trabajo individual, en familia y en grupo, que ayuda a contener y sostener, y la ayuda de técnicas que facilitan la conección y al restablecimiento de ligaduras; destacándose el yoga, mindfulness, arteterapia, fotolenguaje, autobiografía, videos, poemas, entre otros; técnicas lúdicas, amenas; que ayudan a volver a pensar, a volver a conectarse, a reinventarse.

Conclusiones

Muchos lo han logrado, han podido re-habilitarse construyendo nuevas formas, estrategias, conductas y perspectivas para enfrentar la vida y manejar la cotidianidad. Estas formas se van haciendo propias, accesibles y comunes, se van automatizando y cuesta menos!.
A su vez, al sentirse más firmes, sólidos y acompañados por sus familias, su grupo y sus terapeutas, muchas personas han podido elaborar vivencias muy dolorosas a la base de sus adicciones, lo que les permite continuar desarrollándose por un camino constructivo y dejar de ser adictos, pudiendo “decir”, pudiendo expresarse y pudiendo conectarse con ellos mismos…

Macarena López

Psicóloga Clínica

Evaristo Lillo 209 (esq. Nevería)
Las Condes, Santiago, Chile.
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